miércoles, 28 de marzo de 2012

LIBERTAD SIN IRA


¿Tú vas a ir a trabajar mañana?.- Esa es la pregunta que unos y otros nos hacemos estos días y en mi caso, a cada cuestión planteada he encontrado la misma respuesta: “ No sé. Yo quiero ir pero tengo miedo…”. Tal cual. Y no una ni dos personas, sino la práctica totalidad de aquellos con los que he hablado me han expresado sus temores a ejercer un derecho que les es propio y nos pertenece a todos: el derecho al trabajo.
La libertad nos concede la opción de elegir entre secundar la huelga – decisión respetable al 100%- o abrir las puertas de los establecimientos y realizar nuestra jornada laboral con normalidad. Eso, al menos en la teoría, tal y como aparece reflejado en la Constitución española, aunque por desgracia, en la práctica las cosas no son como parecen.
El miedo es una sensación que afortunadamente los de nuestra generación no hemos conocido por la época en la que hemos nacido. Sin embargo, ahí están nuestros padres , más duchos y experimentados en estos temas, para aconsejarnos que no vayamos a trabajar, que las cosas se pueden poner feas, que hay insultos y amenazas, cerraduras con silicona… que es mejor quedarse en casa, aunque uno no quiera, para evitar problemas.
Y yo me niego, porque yo he vivido toda mi vida en democracia y no entiendo otra cosa que no sea el respeto a las ideas de cada cual, la libertad individual de cada sujeto y el derecho que uno tiene a elegir. No es culpa mía. Es lo que me han enseñado. “En eso consiste la democracia”, me dicen. Por lo tanto, no entiendo otra manera de actuar que no sea conforme a la Constitución española y no concibo que nadie presione, amenace, coaccione o coarte a otro sencillamente porque no piense como él o no quiera hacer lo que él dice. Porque eso no es democracia. Eso es una dictadura.
Hay una frase que me encanta: “Tu libertad termina donde empieza la mía”. Porque de nada sirve que tú impongas tu modo de actuar si así me estás impidiendo actuar a mí libremente. Creo que lo más bonito del mundo es poder elegir con libertad y con respeto, unos valores muy ensalzados en nuestra sociedad pero por desgracia muy poco practicados.
Cada cual tiene sus razones para ir a la huelga o para acudir a trabajar y todas son legítimas y perfectamente comprensibles. Al menos, así debería ser. Por eso mañana debería ser un día tranquilo en el que la sociedad demostrara su madurez ejerciendo sus derechos sin avasallar los derechos del otro. Porque entonces habremos perdido la esencia de los valores democráticos por los que tanto hemos luchado.
Quiero que mis hijos crezcan con la tranquilidad de saber que son libres y que pueden tomar sus propias decisiones, sin temores, sin miedos a decir lo que piensan y a actuar según su criterio sin coartar los derechos de los demás. Quiero que asuman que la libertad, sin respeto, no es libertad.
Yo mañana quiero ir a trabajar. Yo mañana iré a trabajar porque así lo he decidido libremente y espero tener una jornada laboral tranquila, sin sobresaltos, sin temores, sin miedos. Porque un pueblo con miedo es un pueblo perdido y abocado al sometimiento. Y yo no he nacido para ser sometida.

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