lunes, 30 de diciembre de 2013

SALIR DE LA ZONA DE CONFORT



Son tiempos convulsos, tiempos de crisis, tiempos de parálisis. Y todos esos estados  que azotan a nuestra sociedad y nos condicionan día tras día se están empezando a pegar de manera peligrosa a nuestra piel y colándose en nuestros corazones y en nuestras almas como la Nada. Y eso es lo que están creando: La Nada. Oscuridad, silencio, amargura, conformismo, desazón.

Y paradójicamente, algunos llaman a esa sensación Zona de Confort, un lugar en el que encontramos la ficticia seguridad de nuestras vidas, un mullido colchón en el que recostarnos sabiendo que su interior no es lana pura sino 100% sintético.

Y aún así, seguimos amodorrados, aterrorizados ante la simple idea de cambiar de postura, ateridos solo con pensar en modificar nuestros hábitos de vida hecha a medida, planificada y diseñada para garantizar un futuro acomodado a nuestras expectativas y a lo que de nosotros  esperan los demás.

Esa Zona de Confort que nos imbuye acalla conciencias y mata esperanzas, ilusiones y fantasías. No hay lugar para ellas aquí. Amordaza iniciativas, refrena impulsos y aletarga pasiones. Acaba con todo lo que no sea políticamente correcto.

Y funciona, funciona para aquellos que se resignan a vivir una vida inventada. Sirve de airbag para los que no se atreven a ser diferentes y para aquellos que no quieren dar titulares. Va de perlas para los que no quieren complicarse la vida y aceptan su destino carente de autentica felicidad, que disfrazan bajo la apariencia de estabilidad.

Pero solo nosotros somos los dueños de nuestro destino y solo en nuestra mano está cambiarlo. Aunque para ello haga falta un sacrificio. Un terremoto que mueva los pilares sobre los que hemos construido nuestra existencia pseudoperfecta. Hace falta coraje y valor, arrojo y pasión por la vida, por la auténtica vida.

Porque sólo vivimos una vez y emplear nuestro único comodín en una partida insulsa y aburrida, carente de pasión y emociones es como rendirnos antes de empezar, tirar la toalla ante un futuro que puede que sí, puede que no, quizá ofrezca un                                                     sentido a nuestra vida. 

Todo es cuestión de querer jugar con intensidad.

Para eso hace falta escuchar a nuestro corazón. Ese que lucha incansablemente contra la razón, contra lo establecido, contra el status adquirido, contra la estabilidad económica. Ese que siente contra viento y marea, que sonríe ante la sola hipótesis de una vida diferente, aquel que transpira pasión por cambiar las cosas y darles la vuelta. Ese que respira rebeldía.

Solo unos pocos, los más arriesgados y valientes lo lograrán. Saldrán de esa mal llamada Zona de Confort y por fin vivirán. Vivirán la vida que quieren vivir, la real, la de verdad. Habrán dejado en el camino comodidades e imagen pero se habrán ganado, por derecho propio, la vida. Su vida. La que cada uno quiera vivir. Y entonces, lograrán la verdadera felicidad.


                                              (…) “Soy el amo de mi destino
                                                    Soy el capitán de mi alma”
                                                                       
                                                                          William Henley                    




ANA GAMERO.

2 comentarios:

  1. Seguir luchando por nuestros sueños, aunque dejemos el confort lejos, aunque el mundo nos resulte ajeno, sin importarnos más que la vida. Gracias Ana por tan maravilloso grito al mundo. Paco.-

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    1. Gracias, gracias y más gracias por estar siempre ahí. Bsoss

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