jueves, 10 de noviembre de 2011

VIOLETAS PARA OLIVIA

El día que la conocí un volcán entró en mi vida. Su pelo rojo, su mirada vivaracha y su sonrisa resplandeciente inundaron el recinto con una erupción de positivismo, de energía desbordada y de ansias de superación.  Un cierto toque de timidez y el acento dulce del que hacía gala hicieron el resto. Me cautivó.
Llegó con la humildad de la que solo hacen gala los grandes. Quería mi colaboración. Ella. Y aunque por naturaleza suelo ser bastante reservada, mis muros cayeron como por arte de magia en la primera conversación.
Promocionaba su libro. Una novela editada por Planeta que lleva por título “Violetas para Olivia”. Organizamos la presentación y la maquinaria comenzó a funcionar. Empecé a leer la novela con curiosidad y la curiosidad se convirtió en avidez y la avidez en entusiasmo y el entusiasmo en admiración. Hacía mucho tiempo que no caía en mis manos un libro tan completo, tan lleno de sensaciones y tan profundo en su esencia a la vez que dinámico, intrigante y entretenido. Me fascinó y así se lo dije a Julia. Porque ese es su nombre.
Julia Montejo se ha convertido en la escritora de moda. La escritora revelación de lo que yo llamo la nueva literatura española que sin renunciar a las fuentes aporta un soplo de aire fresco a la narrativa y engancha a los lectores con su prosa.
Me emocionó la idea de que me ofreciera ser su presentadora en el acto de presentación de su libro, que se celebró en Chipiona en agosto y más tarde, el pasado 13 de octubre, en Sevilla y la responsabilidad de tal tarea, unida a la amistad que ya me unía a ella, conformaron un tándem que junto a mi sincera opinión sobre la calidad de la novela, hicieron el resto.
Vencí mi habitual reticencia a hablar en público y sostenida por su mirada empecé a desgranar ese libro que en sus 318 páginas retrata la realidad que han vivido muchas familias de miles de pueblos de España. Una casa grande, una familia de renombre con posibles y muchos secretos. Los prejuicios, los imperativos sociales, los celos y el machismo frente a las ansias de libertad, el deseo de la mujer por tener personalidad propia y dignidad y la lucha contra un destino impuesto.
Quizás muchos de nosotros haya conocido a alguien que se ajusta a este perfil y ahí es donde radica el éxito de esta novela, en el hecho de que todos nos podemos sentir identificados de una u otra forma. Todas tenemos un poco de Madeleine, la protagonista de esta historia de herencias invisibles. Y en todas las familias podemos descubrir secretos ocultos, habitaciones cerradas, recuerdos aletargados que reviven con un aroma, con una fotografía, con un objeto.
En nuestro árbol genealógico podemos encontrar una Olivia, marcada por un destino que le fue impuesto, una Inmaculada, que niega su condición, una  tía Clara, soltera, rígida y vetusta y una tía Rosario, dulce y seca de amor. Y también unos hombres marcados por los convencionalismos, la mala interpretación del honor y el sentido de “propiedad” de la mujer.
Todos esos personajes se dan cita en esta novela que os recomiendo expresamente porque es un libro que merece la pena leer. Es un relato enriquecedor, para hombres y para mujeres, repleto de referencias a grandes obras de la literatura y lleno de guiños cinematográficos. Es uno de esos libros que te deja ese regusto exquisito que solo consiguen imprimir las grandes obras, que permanecen en nuestra memoria aun cuando sus páginas amarilleen.
“Espero encontrar mi alma a la vuelta de una esquina y soñar que los jardines colgantes existen más allá de un palacio medieval…”.
 Así comienza `Violetas para Olivia´, un libro que podría calificar, sin temor a equivocarme, como `fascinante´, una fascinación que solo es posible transmitir desde la pasión que imprime a las letras Julia Montejo, la mano creadora de esta historia que me ha cautivado, como seguro cautivará a todo aquel que la lea.

                                                                       Ana Gamero.


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