Las cosas se han puesto demasiado feas para muchos españolitos de a pie. La situación en nuestro país está adquiriendo tintes dramáticos y lo peor de todo es que somos nosotros, los ciudadanos, los que tendremos que asumir las consecuencias de la crisis y sobretodo, sufragarla.
Serán tiempos difíciles, de contención del gasto y de rascarse el bolsillo. Tiempos de ahorro y de recortes pero también tiempo de solidaridad, de camaradería y de arrimar el hombro para, entre todos, llevar este barco a buen puerto.
Repasando discursos de grandes hombres que ha dado la historia me he topado con la intervención de uno de los iconos de la política mundial. J.F.Kennedy. Durante el acto de juramento como trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos, el 20 de enero de 1961, Keneddy trasladó a los ciudadanos un mensaje que, a mi entender, adquiere hoy más actualidad que nunca.
En su discurso inaugural habló de la necesidad de que los ciudadanos fueran más activos y pronunció una de las frases más famosas y lapidarias: “No preguntes lo que tu país puede hacer por ti; pregunta lo que tú puedes hacer por tu país”. Y ahora que las cosas van mal, creo que todos deberíamos reflexionar sobre qué podemos hacer cada uno de nosotros para mejorar la situación.
También solicitó Kennedy a las demás naciones del mundo que lucharan en conjunto contra lo que él llamo el “enemigo común del hombre: la tiranía, la pobreza, las enfermedades y la guerra misma”. Yo añadiría la crisis y el mensaje sería completa y absolutamente actual a pesar de haber sido leído hace 51 años.
Ha pasado más de medio siglo y las necesidades del hombre siguen siendo las mismas, las más vitales y esenciales y sin las cuales el resto de comodidades son sólo eso, simples adornos.
Es hora de dejar de quejarnos y de empezar a hacer algo en vez de esperar a que nos lo den todo hecho. Es momento de dejar de lamentarnos y de ver la paja en el ojo ajeno, es hora de dejar criticar y ponernos manos a la obra para, en la medida de nuestras posibilidades, contribuir a levantar este país. Ha llegado la hora de remangarnos, mirar en la misma dirección y empujar este carro que se llama España y que es de todos.
Porque aunque todos tengamos nuestros derechos, también tenemos nuestras obligaciones. No podemos esperar de brazos cruzados a que escampe y mientras pretender que papá Estado nos solucione la papeleta. Bien es cierto que debe estar ahí para atendernos cual hijo en apuros pero también es verdad que hemos de responder a sus cuidados con responsabilidad, trabajo y visión global.
Se acabó eso de cobrar el paro y hacer chapús a deshoras o utilizar las recetas del abuelo para ahorrarnos la farmacia o fingir una discapacidad desmedida para cobrar las ayudas de la Ley de la Dependencia. Porque aunque seamos un país donde reina la picaresca, tal y como demostrara Cervantes y quede magistralmente demostrado en `El Lazarillo de Tormes´, al final los excesos los pagamos todos y no engañamos a papá Estado, nos engañamos a nosotros mismos.
Si todos remamos en la misma dirección, lograremos salir adelante, juntos. Y si Kennedy levantara la cabeza nos diría: Adelante, podéis hacerlo, porque sois un gran país, con gente valiente, con iniciativa, con imaginación y coraje. Gente preparada, con capacidad de superación, ilusión y fe en un futuro mejor.
ANA GAMERO.
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