
No entiendo
pues porque se dice que somos el “sexo débil”. ¿Débil de qué?. Si en cada época
de la humanidad hemos sido los pilares y resortes de una sociedad cambiante y
en constante evolución. De hecho, durante los primeros pasos del ser humano se
establecían matriarcados en los poblados, un sistema que aún hoy perdura en
muchas tribus del mundo y que secretamente sigue imperando en muchos hogares.
Cierto es que
el pensamiento machista y dominador del hombre, aderezado con dogmas religiosos
y consignas políticas, nos sometieron durante siglos y nos retrotrajeron a un
segundo plano, pero incluso ahí, en aquel pequeño rincón oscuro al que nos
condenaron, fuimos capaces de forjar a grandes hombres y mujeres, gestionar la
economía de nuestro micromundo y buscar fórmulas para pasar nuestros ratos de ocio.
Y quizá por
esta presión a la que durante siglos nos vimos sometidas, las mujeres
aprendimos a valernos por nosotras mismas, a encontrar nuestro espacio y a beber
a pequeños sorbos la felicidad.
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Hoy día,
aunque nos faltan por conquistar las cotas aún vetadas por intereses cercanos
al poder, podemos decir que estamos ram con ram. Hemos aprendido a
compatibilizar. A sacar tiempo de donde no lo hay. A poner una gran sonrisa a nuestros
hijos aunque lleguemos agotadas de trabajar.
Nos hemos
calzado los tacones y a la vez nos hemos puesto el casco de obra. Hemos
desarrollado el don de la ubicuidad. Hemos aprendido a ser ambidiestras y
salimos cada día a comernos el mundo.
Y todo, con
los labios pintados de rojo carmín.
Rojo carmín es color de la pasión, como la pasión que tu pones en cada cosa que haces. Tu puedes conquistar esas cotas aún vetadas y sin utilizar el rojo carmín. Un beso MU grande
ResponderEliminarUn texto precioso Ana pero pienso que todavía no hay igualdad 100%. Son las mujeres (en la mayoría de los casos) quienes tienen todavía que sacrificar su carrera profesional para asumir responsabilidades familiares. Aún así hemos evolucionado mucho. Ya tú sabes que yo me pinto también los labios rojos y me calzo tacones para esperar lo que me trae el nuevo día. A ti te llegan muchos nuevos días y junto al rojo carmín quiero ver una sonrisa siempre.
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